Este no es otro artículo subjetivo para compararlos, ni siquiera para enumerar las estadísticas de ambos, es sólo una reflexión para entender por qué a semejante talento, recién ahora, en el final de su carrera, lo vemos con los mismos ojos que lo veíamos al “Pelusa”.
Anoche Argentina le ganó a Bolivia con algo que ya no sorprende; un triplete de Messi fue una gran excusa para festejar el ‘maracanazo’ de hace exactamente 2 meses. Esa épica que no sólo sirvió para romper casi 30 años sin títulos, sino que reivindicó al futbolista rosarino.
Pero, ¿Necesitaba tal reivindicación?. En mi mirada individual y arbitraria me resulta mediocre que haya habido que llegar a este momento de gloria para hacer de él un jugador indiscutible; Messi es lo poco de talento puro que queda en el fútbol de hoy, el cual prioriza lo mecanizado y deja a un segundo plano lo improvisado: ese factor sorpresa que sólo lo da la gambeta y la inspiración de sacarse 3 tipos de encima para romper cualquier defensa rival.
El rosarino tiene tanto potrero como lo tenía Maradona, por eso nunca quiere salir, no carga al rival, sus caños y lujos son productivos, no simula, y si le pegan, se levanta callado para seguir jugando porque, como dijo Bilardo alguna vez, “su cuerpo tiene un hueso más que el del resto de los humanos: la pelota.”
Su llanto de anoche ni bien terminado el partido es la representación gráfica de la mochila pesada que se sacó el 10, aquella cargada de exitismo propio y ajeno, de debates del tipo “¿porque no canta el himno?” o “tiene que quedarse en Europa”, desconociendo (o conociendo) que a los 13 años se fue al viejo continente porque acá ningún club le bancó su tratamiento para curar la deficiencia que tenía de somatropina (hormona del crecimiento).
Ojalá que el puñado de partidos que le quedan con la selección sean como el de anoche: disfrute y homenaje permanente.
El destino quiso que D10S no viera triunfar al Mesías, o quizás eligió mirarlo desde arriba, más cómodo y ya sin penas junto a ‘doña tota’ y ‘don diego’, para que por fin disfrutaran de ver cómo Lionel se transformó en “el Leo”.