BOXEO

YAMIL PERALTA: “CON QUE MI FAMILIA Y LOS ARGENTINOS SUPIERAN QUE HABÍA GANADO, YA ESTABA FELIZ”

Mario Cácerez

El boxeador argentino dio este miércoles una entrevista exclusiva para La Raíz, en la que habló sobre su pelea clasificatoria contra Ryan Rozicki por el Título Mundial del Boxeo en la categoría peso crucero del Consejo Mundial del Boxeo. A pesar del polémico fallo de los jueces a favor del canadiense, Peralta se encontró satisfecho con el resultado, y ahora está más motivado que nunca para enfrentarse nuevamente a Rozicki en la revancha que se realizará en los próximos meses.

Hay chicos que sueñan con levantar la Copa del Mundo, otros están dispuestos a hacer todo lo posible para darle a Los Pumas su primer campeonato mundial. Pero en el caso de Yamil Peralta, la historia es completamente diferente. 

Cuando aún era niño, un tío suyo lo llevó a la casa de Raúl pepe Balbi. Allí, el ex campeón mundial le mostró todos sus premios. Hubo uno en particular que le llamó la atención: “Yo quiero ése, el cinturón de campeón”, dijo el chico mientras lo señalaba con su índice derecho. Desde entonces, supo lo que quería lograr en la vida; alzar el título de mayor prestigio en el boxeo.

No fue hasta hace unos meses, que se le presentó la oportunidad de poder cumplir ese sueño, cuando el cinturón de su categoría en el Consejo Mundial de Boxeo quedó recientemente vacante. Peralta había conseguido los títulos de campeón Argentino y Latinoamericano de dicho organismo (CMB) unos años antes. Pero había pasado el tiempo, y parecía que el anhelado sueño del cinturón mundial se iba alejando. Tuvo que trabajar recolectando residuos para una empresa privada con su hermano para mantenerse económicamente. 

Cuando se enteró que Mario Margossian, su promotor, le consiguió la posibilidad de ir a pelear en un combate clasificatorio por el título mundial de Peso Crucero, no pudo creerlo; y al mejor estilo Rocky Balboa, dejó en segundo plano su trabajo para centrarse de lleno en su próxima pelea: “Estuvimos preparándonos para Rosicki desde que nos dijeron; fue un mes y medio. Entrenamos doble y triple turno”. 

La preparación no fue nada fácil al principio, según Peralta. No contaban con el equipamiento adecuado, ni tampoco de un lugar para entrenar: “Entrenábamos con el piso de tierra, usábamos una banda elástica y levantábamos bidones de agua con cemento”. “No teníamos lugar para entrenar y estamos muy agradecidos con Emiliano Gallo (Secretario General de la UOM Seccional Vicente López) por habernos prestado un gimnasio. Nos preparamos ahí hasta que conseguimos otro lugar para entrenarnos”, agregó.

A una semana del encuentro, viajó a Nova Scotia, al noreste de Canadá, donde se realizó la pelea. ¿El rival? Ryan Rozicki, un localista conocido por ser un boxeador más golpeador que técnico; antes de enfrentarse a Yamil Peralta, el canadiense había ganado todos sus combates tanto por nocaut, como por la vía del nocaut técnico. Peralta era consciente de eso, por lo que apostó a usar más la cabeza y las piernas que la fuerza bruta, un “choque de estilos diferentes”, como lo llamó el oriundo de Del Viso. 

Esos siete días previos a la pelea se le hicieron interminables y parecía que nunca iba a llegar el momento de subirse al cuadrilátero: “Los últimos días no se durmió normalmente. La previa se hizo eterna; la semana, lentísima”, comentó el boxeador argentino. 

7 de mayo: llegó el día, la hora de la verdad. Yamil se levanta de la cama, se siente algo cansado por no haber dormido bien la noche anterior, pero la adrenalina que recorre su cuerpo lo mantiene con la cabeza alerta. Deja la habitación del hotel donde está hospedado para desayunar. En el buffett, Peralta elige cautelosamente los alimentos. No quiere excederse en el pesaje. Unas bananas, un jugo de naranja y algo de huevo deberían ser suficientes. 

Mientras come, piensa en cómo va a salir a enfrentar a Ryan Rozicki. Sabe que si se queda muy cerca, su rival lo va a dormir de una trompada. Está claro que no le puede ganar en fuerza, hay que aprovechar las áreas más flojas del canadiense; su velocidad y su limitada técnica. Rozicki nunca se caracterizó por su variedad de golpes, ni por ser el boxeador más rápido. Ideal, para el estilo de Peralta, rápido y movedizo. Si logra agotar a su contrincante, la pelea es suya.

Termina de comer su plato y se va para seguir preparándose. Pasan las horas, es la hora del almuerzo, otra vez elige algo liviano para cuidarse. Minutos más tarde, llega el transporte que lo va a llevar al Estadio de Sydney. Se sube y toma un asiento.. 

Durante el trayecto, Peralta mira por la ventana, pensando en la semana dura que vivió, en su familia que seguramente está esperando ansiosa a que empiece la pelea desde Buenos Aires, pero especialmente, piensa en su señora y en su bebé. Recuerda cómo su hijito lloraba por la videollamada porque lo extrañaba; el sentimiento es recíproco. 

Para Yamil, no hay nada más importante que su familia, incluso más que cualquier cinturón del boxeo. “Para ser campeón mundial, primero, hay que ser campeón de la vida”, piensa. 

El vehículo se detiene; llegaron a su destino. Toma sus cosas, baja del ómnibus e ingresa al Centre 200 Stadium. El argentino se prepara para su primer enfrentamiento: el pesaje. Se dirige a la sala donde es llamado por un anunciador. Hay gente tomando fotos y filmando, al lado suyo, hay una mujer y un hombre levantando el cinturón verde de campeón del mundo del CMB.

Se saca su remera amarilla, los zapatos, el short, las medias y la gorra que estaba usando. Sólo se queda en ropa interior y con su rosario de madera. Sube a la balanza. Los números empiezan a moverse, suben y bajan, ¿Cuánto dará el resultado? Finalmente se detiene: 89,448kg, el peso más bajo de su carrera. Está en el rango del peso crucero (80kg a 91 kg), lo celebra mostrando los bíceps. Ahora es el turno de Ryan Rozicki: 89,720 kg. para el canadiense. Se lo nota algo deshidratado, le costó más estar en el rango. En tarjetas, el argentino ganó el “round 0” 10 a 9. 

Ambos se dirigen a sus vestuarios y se visten para el combate. El reloj marca las 20:00 hs. Peralta se prepara para realizar el calentamiento, su promotor le pide que no se desconcentre, que no mire a los costados y que sólo se enfoque en lo suyo. Algo que parecía imposible debido a la atmósfera del estadio: “Todo el tiempo se sentía la presión. Y más con toda la gente…estaba explotado (el lugar). En un momento, miré para el costado y estaba lleno el lugar, pero seguí concentrado en la mía, tratando de que nada me distrajera”. 

Luego de 2 horas de calentamiento, se hizo toda la ceremonia de apertura, con el presentador diciendo los nombres de los protagonistas del combate al público. Como era de esperarse, hubo abucheos para el boxeador extranjero, mientras que los aplausos estallaron cuando se escuchó el nombre de Ryan Rozicki.

El árbitro principal, Hubert Earle, llama a los dos protagonistas para que se saluden antes de pelear. Se van a sus esquinas, Peralta observa a su alrededor; miles de personas en las gradas esperando a que empiece el combate, y muchas más aguardando por la pelea desde sus casas. Entre ellas, su familia; su “Talón de Aquiles”, su mayor debilidad que, al mismo tiempo, es su mayor fortaleza; la razón para correr un kilómetro más cuando las piernas no dan más, de tirar dos golpes más cuando los brazos dicen “basta”, el motivo de levantarse cada mañana para ser mejor boxeador y persona. Él sabe que está ahí gracias a ellos, que va a pelear por cada uno de sus seres queridos que están apoyándolo desde el otro lado del continente americano. 

Suena la campana, comienza el primer round. El argentino entra atento desde el arranque; golpea a Rozicki con izquierda y con derecha, no paran de volar los guantes blancos del argentino hacia la cara del canadiense. Pero no, el localista no se inmuta, es como pegarle a una pared. 

El local busca dejar de defenderse para atacar a su rival, pero éste se mueve rápido y no le deja acercarse. Suena la campana y terminan los primeros 3 minutos. El round 1 es para el argentino 10-9.

El segundo asalto fue bastante parecido, con Peralta buscando golpes largos para no quedar cerca de Rozicki, mientras que el “Iván Drago Canadiense” seguía aguantando los puñetazos del nacido en San Miguel. 

Pasaron los rounds, y cada vez se veía más definido el estilo de cada uno. Yamil Peralta seguía llevándolo de un lado al otro por todo el cuadrilátero a su rival para cansarlo y fulminarlo en los últimos rounds. Por su parte, el canadiense intentaba acercarse al argentino a todo costa, hasta recurrió a golpes ilícitos agarrándolo y pegándole en la espalda. Una acción sancionable que el árbitro principal no “vio”. 

Pero más allá de los golpes, se notaba que el localista no era un boxeador muy técnico. De hecho, los relatores de TyC Sports calificaron su estilo de combate como “barrial”, incluso cuestionaron cómo alguien tan “limitado” estuviese peleando por ser campeón mundial de peso crucero. 

Durante el round 5 y 6, el argentino perdió cierta movilidad, algo que el canadiense aprovechó para golpearlo y acercarse al argentino en puntos; de estar a cuatro puntos por debajo, se colocó a solo dos: “Iban pasando los rounds y uno se iba desgastando; ya no era la misma energía”, contó el argentino. 

Sin embargo, el round 7 fue vital para el doble olímpico (Peralta), porque pudo recuperar parte de la velocidad que mostró al principio de la pelea. Hubo una gran cantidad de golpes lanzados por parte de ambos, pero el argentino fue preciso y por eso se llevó el round. 

El octavo fue quizás el mejor momento de Peralta en el combate. Su desplazamiento lateral fue impecable y le ayudó a encontrar ángulos para filtrar sus jabs con la izquierda, sus rectos con la derecha, y unos cuantos puñetazos al rostro del noqueador canadiense que intentaba asimilar los golpes y no caer en la lona. 

Anteúltimo asalto, otra vez salió con mayor convicción el argentino que siguió conectando sus golpes, mientras que su rival estaba cada vez más errático conforme pasaba el tiempo. Peralta se dio cuenta de esto y, en un breve lapso de tiempo, impactó una cantidad de golpes sucesivos: “No sé si fueron más de 10 piñas, pero cuanto más le pegaba, más se acomodaba al piso. Yo creo que en ese round si seguía tirando, lo podría haber sacado”. 

Sonó la campana para dar por finalizado el noveno asalto. Sólo quedaba un round y el argentino estaba 88-83 arriba. Se volvió a escuchar el sonido metálico que daba inicio al round final. Rosicki, con nada que perder, salió a llevárselo puesto al argentino, aunque sin un plan concreto. Desesperado, el localista buscaba pegarle en la espalda o tirar golpes de conejo (impactar con el puño en la parte posterior del cráneo) a Peralta, a pesar de ser impactos ilegales no fueron sancionados por el árbitro canadiense. Eso sí, le descontó un punto al bonaerense por detener la pelea “constantemente”. 

La campana sonó por última vez, y se terminó la pelea. A pesar de que aún faltaba la definición por tarjetas de los jueces, Yamil Peralta se sentía ganador y lo demostró al subirse a las cuerdas en una de las esquinas del cuadrilátero mientras celebraba. Él quería un desafío y lo tuvo, se sentía feliz por su rendimiento. 

Hubert Earle llamó a los dos boxeadores para que fueran al centro del ring a esperar el veredicto. Por alguna razón, los jueces tardaron más de lo habitual. El argentino se dio cuenta de que algo no estaba bien y que, al parecer, la victoria estaba más lejos de lo que él imaginaba: “Cuando se tardaron mucho, ya me lo había imaginado. había visto a un promotor discutiendo; ya me imaginé que me la iban a dar por pérdida”. 

Finalmente, llegan los resultados: juez nro. 1, Wayne Grayne: 97-93 para Ryan Rozicki. Juez nro. 2, Robert MacAvoy: 95-94 también a favor del canadiense. Juez nro. 3, Craig Smith: 95-94 para Peralta (cabe destacar que los tres eran de Nova Scotia, como Rozicki). 

El fallo fue a favor de Rozicki. Nadie estaba satisfecho con el resultado, ni el público, ni el propio ganador que decidió levantar el brazo del argentino en señal de que él había sido el verdadero vencedor del combate, algo que lo tomó por sorpresa: “Antes de la pelea, él me había dicho de todo y no me lo imaginé el gesto”, dijo Peralta. Y agregó: “a pesar del fallo, terminamos muy contentos con el resultado”. 

Una decisión arbitral que fue tan polémica a nivel mundial que el mismo Presidente del Consejo Mundial de Boxeo, Mauricio Sulaimán, salió a hablar en el programa de radio Puro Boxeo: "Lo que sucedió fue una noche triste para el boxeo. Una verdadera injusticia, algo que no puede ser aceptable. Por eso tomamos cartas en el asunto", afirmó la mayor autoridad del CMB. 

Dicho y hecho, habrá una revancha y el veredicto de la pelea del sábado 7 de mayo fue anulado, por lo que el ganador del reencuentro que se disputará en suelo neutral (Como se tuvo que haber hecho en el primer combate) será el que clasifique a la siguiente fase. 

A pesar de que aún no hay una fecha definida, Peralta ya se está preparando para los siguientes 10 rounds con el canadiense. De hecho, en estos momentos está más motivado que nunca: “Esto me prendió la llama para entrenar el doble, el triple, muchos más… ponernos más fuertes y seguir por el camino que vamos que es ser campeón del mundo”.